- El bonito color ocre que me ha acompañado durante todo el camino, gracias a los inmensos bosques de hoja caduca por los que transita la travesía.
- Una época desierta de turismo, en la que disfrutar de esa sensación de soledad. Por ello mismo se puede encontrar alojamiento a precios muy interesantes.
Como desventajas:
- Lo más probable es que las condiciones meteorológicas sean adversas y endurezcan la experiencia. En mi caso, no cogería nieve pero si bastantes días de lluvia y en consecuencia barro, caminos inundados y ramblas crecidas.
- Es necesario ampliar “el equipaje”, teniendo en cuenta el frío y la lluvia.
- Jornadas más cortas, ya que a las seis de la tarde se hace de noche.
Para no complicarme mucho la vida, optaría por utilizar los mapas (escala 1:40.000) que acompañan la guía de Jordi Laparra, “La travesía de los Pirineos en BTT”, de la editorial Prames.
En ella se describen un total de 16+1 etapas con diferentes variantes para atravesar los pirineos desde el Mediterráneo al Cantábrico. No obstante, yo realizaría la travesía en sentido opuesto, por lo que me olvidaría de la guía, utilizando exclusivamente los mapas, adaptando las etapas sobre la marcha. Esto le daría un toque divertido, eso sí, se deben tener conocimientos de orientación, ya que prácticamente no existen marcas que indiquen el camino y las que hay están en el sentido habitual.
Al hacerlo de esta forma encontraría un par de cuestiones negativas:
- Mayor dificultad en los ascensos, tanto en sendas como en caminos, ya que en el otro sentido pillan de bajada y aunque sean más “heavys” son asequibles.
- Durante toda la mañana el sol pega de cara.
EL MATERIAL:
Sin entrar en detalles, ropa, bolsa de aseo, kit de reparación para
Escogí este “método de viaje” por ser más autosuficiente y dotar de una gran libertad a la hora de pasar noche. No obstante, hay que tener en cuenta que el peso lastra mucho en las subidas, endureciendo notablemente el recorrido.
Martes 8 de noviembre
A eso de las 15:30 el Sr. Pepe-Trailer me soltaría en Irún, comenzando a dar pedales hasta el Cabo de Higuer, punto de partida de la travesía.
Transitaría por bellos lugares, entre ellos, Roncesvalles, la Selva de Irati, Ansó, Echo, disfrutando de espectaculares vistas.
13 y 14 de noviembre
A eso de las cuatro de la tarde, tras una dura jornada, alcanzaría Senegüé y tendría una brillante idea. Por qué no hacer un tramo de etapa nocturna para así adelantar recorrido y poder dormir al día siguiente en lo alto de la Sierra de las Cutas, espectacular mirador del Valle de Ordesa… Y así empezó la tortura.
En plena ascensión a la Peña de Oturia (1780 metros) se hizo la oscuridad, la noche amenazaba tormenta.Esporádicos tramos de fango daban paso a distancias más largas, cuando, de repente, me varía inmerso en un océano de lodo. Avanzar se hacía imposible, trataba de empujar la bicicleta, pero mis pies se perdían en aquel lodazal y el fango se apelotonaba en los puentes de freno, haciendo que la rueda se atascara. Progresaba de forma miserable y encima aparecían extraños caminos que me hacían dudar en cuanto a la orientación. Había que salir de allí como fuese. Después de unas dos horas interminables, al salir de una curva, un viento frío comenzaría a azotarme con fuerza… Si mi orientación no me traicionaba, había alcanzado los 1600 metros, saliendo a la parte más expuesta al viento, el terreno comenzaba a mejorar ya que habían tramos con hierva y piedras que hacían que la progresión fuera más cómoda.
Con todo ello, decidiría retroceder para estar a cubierto, plantando la tienda en un parche de hierba en medio de aquel camino. Y, menos mal que así lo hice, porque poco después comenzó la tormenta. Con las primeras luces del día esperaba poder confirmar mi situación, pero una densa niebla lo impedía. La lluvia había cesado por lo que decidí recoger e intentar salir de aquel infierno. Menos mal que andaba bien orientado y tras alcanzar la cota más alta iniciaría el descenso.
15 y 16 de noviembre
Pero al despertar aquella mañana, pensé: “ya que estoy aquí…”. Y así decidí continuar la ruta por carretera un par de días, cosa que no me acababa de convencer ya que rompía un tanto la esencia de esta experiencia, pero bueno, había que adaptarse.
Aquella primera jornada de carretera me llevaría hasta Pont de Suert, superando los puertos del Collado de Foradada, Coll de Fadas y Coll de L´Espina.
Calado hasta las trancas, con bastante frío y ya sin ropa de muda, me alojaría en una pensión, aprovechando una lavandería para adecentar mi indumentaria.
Al día siguiente el tiempo me daría una tregua, alcanzando Sort, ascendiendo el Viu de Llevata, el Creu de Perves y un pequeño puerto secundario junto a Montcortes.
17 y 18 de noviembre
Eso sí, en estos dos días de carretera me había quitado cuatro etapas de la guía. Por fin, transitaría de nuevo por caminos solitarios, pedaleando hasta el anochecer, fijando el campamento en un prado cerca de Tuixen. Aquella noche sería una de las más frías, amaneciendo con la tienda cubierta de blanco a consecuencia de la helada nocturna.
19 de noviembre
Las fuertes rachas de viento harían un tanto desagradable el trayecto hasta Cabo de Creus, donde estaría el tiempo imprescindible para hacer las fotos de rigor, regresando a Cadaqués, para ya con más calma y protegido del viento, concluir esta experiencia con un buen baño en el Mediterráneo.
5 comentarios:
Eres una máquina. BRUUUTTTAAALLL!!!
Increible, me han encantado las fotos y como lo narras, un 10.
Jooooder hermano. Eres un puto espartano!
Me gusta, es una trevesia muy interesante para hacer solo o en compañia. El Otoño en Pirineos debe ser la epoca mas bonita. Gracias por deleitarnos.
Lástima que sufrieras tanto por el mal tiempo. Yo la realicé en el sentido habitual un año después que tú, la verdad es que tuve suerte con el tiempo, sólo dos dias de lluvia, pero por lo que narras.....madre mía!! Yo también estoy ahora publicando mi travesía en mi blog, por si quieres echarle un ojo. Un saludo y enhorabuena por finalizar con exito la travesía.
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