miércoles, 13 de octubre de 2010

I RAID SIERRA DE CAZORLA


Con el equipo algo cambiado, afrontábamos con muchas ganas este nuevo desafío.

Esta vez había hecho los deberes, es decir, ahora sabía orientarme, aunque no lo iba a necesitar, ya que llevaba una brújula con patas.No necesitaba preocuparme ni de mirar el mapa, ya que si él decía que el punto de control era aquí, es porque era aquí.

Tampoco tenía que preocuparme de la sección de patines, ya que había sido minuciosamente preparada por aquel que tenía plena confianza en el equipo.

De la misma forma que pondría la mano en el fuego por mis compañeros, no dudo en afirmar que el equipo se componía de la mejor asistencia del raid, que digo del raid, la mejor asistencia que se ha visto nunca en una prueba de competición. Ya les gustaría al Cristiano y al Messi contar con una asistencia como la nuestra.

Y así empezaba el raid. Un Score urbano abría la prueba. Realmente no sabíamos que era lo que debíamos hacer hasta que llegamos a la primera baliza. Debíamos responder a las preguntas de un test según la zona en la que estábamos para corroborar que habíamos estado en el lugar. Todo esto lo hacíamos bajo una lluvia que no paraba de mojar nuestro mapa, la hoja de las preguntas y a nosotros mismos.

Una vez acabado el score urbano, tuvimos que darle caña con la bicicleta, ya que salimos de los últimos, y una vez en la bicicleta tuvimos serios problemas con el inicio de la prueba, ya que la brújula nos había vuelto a fallar. Aunque al terminar supimos porque fallaba. Al parecer la mochila que llevo, tiene un imán para aguantar el chupete del camelback y eso era lo que fastidiaba las brújulas, aunque lo supimos solventar con rapidez, es decir, pasamos a orientarnos sin brújula y de esta forma volar hasta la 8ª posición de aventura.

Comenzamos bastante fuerte y a mi me costaba seguir las pedaladas de Leandro y poco a poco, íbamos adelantando equipos.

Si no recuerdo mal, llegamos al punto de asistencia y comenzamos con el trekking, que se haría bastante duro y largo, pero que supimos superar con éxito. En este trekking, además nos encontraríamos con las pruebas de tiro con arco y sky tandem. Sin problema alguno.

Llegamos de nuevo a la zona de asistencia y salimos zumbando hacia las canoas. Esta vez íbamos José y yo. Éramos la pareja de la fuerza bruta, para volar a milímetros del agua hacia la baliza que estaba en la sección de kayak. Por suerte eliminaron una de las 2 balizas del agua.


El día acabó con el equipo en buena posición y cenando en un barecito cerca del pabellón de Pozo Alcón donde nos hospedaríamos esa noche.

Al día siguiente, con las piernas estaban algo más cansadas y el cuerpo magullado, comenzamos la prueba de carrera por montaña a las 7 de la mañana y sin el Lorenzo en pie. Continuaba lloviendo. Empezamos bien con el equipo en la cabeza de la carrera, pero la primera baliza ya colocó a cada uno en su sitio. La verdad es que todas las balizas estaban algo escondidas. Aproximadamente en unas 2 horas llegamos al punto de asistencia y continuamos con la sección de run & bike, en la que no destacamos precisamente. Tras esto, continuamos con las pruebas de tirolina y rápel, que por cierto, José se pego un buen remojón para acto seguido enfundarnos los patines en una prueba bastante fácil para la maestría que nos caracteriza. Parecíamos hojas de los árboles en otoño que caen delicadamente, surcando el aire. Nuestros movimientos eran fluidos, éramos un equipo que parecía haberse fundido con el asfalto para así volar hacia las balizas.




Una vez de nuevo en el punto de asistencia, cogimos la bicicleta y salimos disparados hacia la meta, donde tuvimos que esperar a nuestra asistencia de lo rápido que habíamos ido sobre las 2 ruedas.